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y cuando ella se presentó ante el rey, hizo una reverencia, se inclinó hasta tocar el suelo, y dijo:

«Su Majestad, ¡vengo a pedir protección!»

El rey preguntó:

«¿Qué te pasa?»

Y ella respondió:

«Mi marido ha muerto, y me he quedado viuda. Yo tuve dos hijos, que se pelearon en el campo. Como no había nadie que los separara, uno de ellos hirió de muerte al otro, y lo mató.

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